Continúa la captura de salmónidos aguas abajo del Puente Paulón

Muchos aficionados se resisten a enfundar la caña y continúan practicando en las aguas no declaradas trucheras o en las consideradas de régimen especial, en las que se puede pescar todo el año con la obligación de devolver al agua los salmónidos que se capturen en los periodos de veda para esta especie.

Una de estas zonas, donde la presencia de pescadores está siendo notable este mesy se están produciendo abundantes capturas, es la situada en el río Órbigo, aguas abajo del Puente Paulón, en la carretera que va desde Santa María del Páramo a La Bañeza, hasta su unión con el Esla. En estas aguas, además de poder seguir tentando a las truchas que se ceban sobre los pequeños plecópteros que corren por la superficie en esta época del año, se pueden capturar otro tipo de especies de gran valor deportivo como el barbo, la boga, el black bass, la tenca y el lucio.

Accesos en León y Zamora

Los mejores accesos a los lugares de pesca de la parte leonesa se encuentran en el Puente Paulón, San Martín de Torres, Cebrones del Río y La Nora. Si nos adentramos en la zona zamorana, los encontramos en Maire de Castroponce, Fresno, Villabrazaro, Manganeses, y Villanueva de Azogue. Curiosamente,para llegar a la unión del Órbigo con el Esla, que se produce entre Barcial del Barco y Villaveza del Agua, no hay carretera ni camino alguno, por lo que el visitante debe hacerlo a pie, recorriendo la marañosa senda de los pescadores. Entre la normativa que rige en estas aguas y que el pescador deberá tener en cuenta para no ser sancionado estála prohibición de utilizar más de una caña por encima de la desembocadura del río Jamuz, por ser zona truchera, pudiendo utilizarse dos por debajo de este punto, siempre que se hallen al alcance de la mano. También hay que tener en cuenta que esta prohibido cebar las aguas y pescar en pozas o charcas de agua que se encuentren aisladas.

El barbo, una especie ideal para la práctica otoñal

El barbo es una de las especies más apreciadas por su deportividad y que más atrae la atención de los aficionados una vez finalizado el periodo truchero. Abundante en la mayoría de los cursos bajos de los ríos leoneses, durante la época otoñal en la que nos encontramos suele encontrarse reunido en pequeños cardúmenes de los cuales solamente se dispersa para alimentarse, siendo los remansos situados a la salida de las corrientes y las proximidades de las chorreras con aguas batidas las zonas mas recomendables para su captura, que puede resultar complicada dada la desconfianza natural que caracteriza a este pez y que provoca su huida al menor síntoma de presencia humana, por lo que se impone una pesca callada y metódica. Las modalidades más empleadas son la pesca al tiento (que se realiza sin boya o flotador y con plomadas ligeras), la pesca al tendido (colocando el flotador a más distancia en el sedal que la profundidad del río, para que quede sin suspender el cebo) y la pesca a fondo (utilizando abundante plomo, corrido o fijo). Los cebos ideales para engañar al barbo son los invertebrados que habitan en el fondo del río, como el camarón, la gusarapa, la cangrejilla, el frailuco y el gusano verde.

También los cebos vegetales, como la ova, la patata cocida, el maíz cocido, el trigo cocido y otros muchos, se pueden mostrar eficaces. Otros cebos muy utilizados en la provincia de León y que dan excelentes resultados son el asticot (gusano de la carne) y la moruca (lombriz de tierra).

Cuando la temperatura del agua es cálida, resulta sumamente divertido capturarlos con mosca artificial atada a una cola de rata (línea pesada y cónica), empleando un indicador de picada y una ninfa (las de tonalidades marrones y negras suelen dar los mejores resultados) que se debe dejar sumergir lentamente en las zonas propicias hasta que el indicador de picada nos alerte con un pequeño movimiento para dar el tirón y clavar al pez. La talla mínima de esta especie es dieciocho centímetros, y su cupo doce ejemplares por pescador y día.